Fecha: 14/08/2015 Fuente: Expansión
Bodega Otazu es mucho más que una bodega. “Es un proyecto, toda una experiencia para los sentidos”, destaca Guillermo Penso, al frente del negocio familiar, la bodega situada más al norte de España -en Etxauri, Navarra- que produce vino tinto.
Y razones no le faltan. Construida a modo de château en 1840, en Otazu se funden historia, vino y arte. Bodega Otazu cuenta con un Señorío de la Edad Media: Señorío de Otazu. La Iglesia románica de San Esteban del siglo XII, la torre de defensa palomar del siglo XVI y el Palacio Renacentista de origen medieval del siglo XVI -que alberga un pequeño hotel con 15 habitaciones solo para uso privado o experiencias VIP- que se levantan sobre sus terrenos dan fe de una tierra que produce unas 350.000 botellas anuales en sus 110 hectáreas de viñas con uvas tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y chardonnay, un viñedo certificado como Denominación de Origen Protegida Pago.
La bodega cuenta con siete vinos en tres gamas: una de entrada -Otazu, con precios de entre 8 y 10 euros-, los vinos de Pago de Otazu -unos 20 euros- y la gama más alta, Altar -alrededor de 30 euros- y Vitral -120 euros- que descansan antes de embotellarse en una espectacular sala de barricas a la que Penso denomina “la catedral”. Sus nueve bóvedas, sus vidrieras, la música que escuchan las barricas -“la música ayuda en su proceso de envejecimiento”- y un altar presidido por una Menina de Manolo Valdés convierten este espacio subterráneo en un verdadero templo consagrado al vino.
La Menina de este artista es sólo un pequeño ejemplo de todo el arte contemporáneo que el visitante puede encontrarse en Otazu. Anish Kapoor, Xavier Mascaró, Ai Wei Wei, Jim Dine, Rafael Barrios, Jaume Plensa, Secundino Hernández, Olafur Eliasson, Carlos Garaicoa o Juan Uzlé son algunos nombres que componen una colección ecléctica -con unas setenta piezas- “que es la fotografía de lo que está pasando en el mundo del arte”. Si busca disfrutar del placer del vino y del arte juntos, simplemente reserve. Otazu pone el resto.
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