Fecha: 26/05/2020
El Boletín Oficial de Estado acaba de reconocer a la Rufete Serrano Blanco como uva con identidad y genotipo propio, lo que significa que, si el BOCYL lo aprueba en los próximos meses, la cosecha 2020 será la primera en la que los productores de la Sierra de Salamanca podrán comercializar vinos elaborados con esta variedad amparados por la Denominación de Origen Protegida, después de más de 10 años de tramitación.
Según Miquel Udina, director técnico de la Pequeña D.O. Sierra de Salamanca esta noticia supone “un paso muy importante”, aunque el siguiente eslabón será inscribir la uva entre las variedades autorizadas para elaborar vino en Castilla y León y, después, incluirlo en el pliego de condiciones del Consejo Regulador.
“Es mucho lo que se ha conseguido porque el Rufete Serrano Blanco es identitario de la Sierra de Salamanca y culmina el trabajo de muchas personas. Aunque antes se la conocía con otro nombre, se la tiene mucho cariño”, explica el presidente de la D.O.P. Sierra de Salamanca, Agustín Maíllo. Y añade que “hay mucha gente que, aún sin estar legalizado, han apostado por ello y han realizado nuevas plantaciones con la fe de que esto llegaría”.
Y es que esta variedad – antes conocida como Verdejo Serrano, a pesar de no tener nada que ver con la uva por antonomasia en la zona de Rueda- se encuentra salpicada en los majuelos tradicionales de la Sierra, pero se empleaba como variedad ‘mejorante’ de los tintos para aportar acidez y volumen.
En la historia de la D.O.P. Sierra de Salamanca solo se ha calificado un vino blanco, en el año 2010. En la actualidad, seis bodegas de las nueve acogidas elaboran vinos con Rufete Serrano Blanco y esperan que en la presente vendimia puedan ser calificados por el Consejo Regulador.
Características del Rufete Serrano Blanco
“El Rufete Serrano Blanco tiene un gran potencial y futuro. Se trata de una variedad de ciclo largo y maduración tardía, un aspecto muy positivo frente al calentamiento global. Mantiene un color muy verde hasta el final de la maduración y luego se torna dorada, es la última en ser vendimiada, después del Calabrés”, argumenta Miquel Udina.
El Rufete Serrano Blanco está presente en toda la Sierra, se da mejor en viñedos en altitud y está perfectamente adaptada a los diversos microclimas, a los suelos de granito y a los de pizarra. Tiene una piel gruesa, por lo que es resistente a enfermedades como la botrytis, aunque es sensible al oídio y el rendimiento de prensado es moderado. Además, tiene una acidez alta y una cierta carga tánica, idóneo para elaborar blancos de guarda.
En cuanto a las particularidades organolépticas, el Rufete Serrano Blanco se distingue por sus aromas a flores blancas e hinojo. En boca es graso, voluminoso, sutil y largo. Una uva blanca con carácter