Fecha: 17/10/2014 Fuente: El Heraldo de Aragón
La familia Ramón-Reula, propietarios de la finca Aylés, siempre tuvieron claro que querían hacer un vino que los distinguiese definitivamente del resto, no solo de los aragoneses sino que estuviera a la altura de los más significados españoles.
Todo el equipo de trabajo inmerso en la elaboración de este vino, desde los enólogos hasta el departamento de viticultura, extreman su mimo para que el resultado sea el de un vino intenso y armónico como pocos. Inmaculada Ramón y Jorge Navascués son los artífices de este tempranillo con apellido ‘e’, completando poco a poco la gama del Pago Aylés. La certificación Vino de Pago es una indicación geográfica española para vinos, que garantiza la procedencia de las uvas de una zona geográfica con unas características edáficas específicas. Es decir, se tienen que dar una serie de condiciones que implican que en una zona exista un microclima particular y una composición del terreno específica que la diferencie de otras zonas de su entorno.
Esta indicación geográfica está reglamentada por la Ley de la Viña y el Vino (2003), que estipula que todos los vinos sujetos a esta indicación deben cumplir requisitos muy especiales. Por ejemplo, que la uva que se destine al vino de pago proceda de viñedos ubicados en el pago determinado y el vino se elabore, almacene y se críe de forma separada de otros vinos. La elaboración está sujeta a un sistema de calidad integral, que se aplica desde la producción de la uva hasta la puesta en el mercado de los vinos.
Tras varios años de investigación y con pleno conocimiento de nuestro pago, así como de los distintos viñedos de la variedad tempranillo, nos aventuramos en la elaboración de un vino de guarda.
Se trata de un monovarietal de tempranillo procedente de la parcela 12-50, una de las más antiguas de nuestro pago. Su elaboración es minuciosa y artesana a través de depósitos pequeños. La maceración prefermentativa se hace en frío y la fermentación a temperatura controlada, con continuos remontados. Llevó a cabo la fermentación maloláctica y la posterior crianza en barricas bordelesas de roble francés de Allier nuevas y de segunda llenada. El vino acaba de salir al mercado.
Nota de cata
Color rojo rubí. Intensidad colorante media alta, muestra una tonalidad muy viva y atractiva. En fase olfativa, el vino expresa las virtudes del tempranillo y la personalidad que aportan el clima y el suelo del Pago de Aylés. Cálidos y complejos aromas a cerezas, frutos negros, retama y monte bajo. La boca es elegante, llena de matices frutales, con taninos suaves y agradables y un final largo y persistente. El vino permanecerá en perfecto estado de consumo hasta 2018-2020.
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